Los tumores benignos no comportan ningún peligro para la salud
Esta afirmación es FALSA.
Nos lo cuenta Wrathchild en los foros de e-ciencia.com: que un tumor sea etiquetado como benigno solo significa que no es capaz de producir metástasis, es decir, diseminación a órganos distantes del tumor original; que es de crecimiento lento y que las células no son muy diferentes del tejido del que proceden. En general, el diagnóstico de un tumor benigno no suele traer problemas al paciente, pero debe ser vigilado y extirpado por diferentes motivos:
1º Hay tumores benignos que pueden transformarse en malignos con el paso del tiempo, como se ve, a veces, en los pólipos del intestino grueso.
2º Que el tumor esté localizado en una zona donde pueda comprimir u obstaculizar la función de otros órganos. Por ejemplo, un tumor cerebral que, al crecer dentro de una estructura que no se distiende como es el cráneo, pueda desplazar el cerebro hacia el agujero raquídeo. O un tumor abdominal que obstruya el tránsito intestinal y pueda dar hemorragias masivas.
3º Que sea un tumor originario de un tejido endocrino y al conservar las funciones propias del tejido original aumente la secreción de hormonas a niveles demasiado elevados e incluso peligrosos para la salud. Esto es frecuente en tumores de la hipófisis, que es, junto con el hipotálamo, el principal centro regulador de las hormonas de nuestro organismo, o también los insulinomas (tumores de tejido pancreático que segregan insulina).
1º Hay tumores benignos que pueden transformarse en malignos con el paso del tiempo, como se ve, a veces, en los pólipos del intestino grueso.
2º Que el tumor esté localizado en una zona donde pueda comprimir u obstaculizar la función de otros órganos. Por ejemplo, un tumor cerebral que, al crecer dentro de una estructura que no se distiende como es el cráneo, pueda desplazar el cerebro hacia el agujero raquídeo. O un tumor abdominal que obstruya el tránsito intestinal y pueda dar hemorragias masivas.
3º Que sea un tumor originario de un tejido endocrino y al conservar las funciones propias del tejido original aumente la secreción de hormonas a niveles demasiado elevados e incluso peligrosos para la salud. Esto es frecuente en tumores de la hipófisis, que es, junto con el hipotálamo, el principal centro regulador de las hormonas de nuestro organismo, o también los insulinomas (tumores de tejido pancreático que segregan insulina).
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