El 27 de octubre de 2008, el Aeropuerto de Ciudad Real debía iniciar su actividad. No lo hizo porque el Ministerio de Fomento y el de Medio Ambiente se lo impidieron, alegando que no cumplía casi ninguna normativa (faltaban, entre otras muchas cosas, la solicitud y autorización de los vertidos, la finalización de las obras de saneamiento y el plan de aislamiento acústico de las viviendas afectadas). Esto resultaba ciertamente extraño, ya que una Comisión de Seguimiento organizada por el DIA (Declaración de Impacto Ambiental) había dado el visto bueno previamente a la apertura del aeropuerto.
Sin embargo, para un joven periodista ciudadrealeño aquello no resultó nada extraño. Porque, según su investigación, la Comisión de Seguimiento del DIA era poco menos que una pantomima organizada por el constructor del aeropuerto para conseguir los permisos necesarios, un grupo de personas vinculadas a los intereses del aeropuerto, elegidos a dedo precisamente para autorizar la apertura.
Ese periodista se llama Carlos Otto-Reuss, y el mismo 27 de octubre publicaba en su blog personal un artículo criticando las opacas prácticas empresariales llevadas a cabo por Juan Antonio León Triviño, constructor y presidente del Aeropuerto de Ciudad Real, y por Domingo Díaz de Mera, constructor y copropietario de varios medios de comunicación, entre ellos, el periódico El Día de Ciudad Real. El mismo periódico donde trabajaba Carlos.
Ya te imaginarás cómo sigue la historia. 24 horas después de publicar el artículo en su blog, Carlos fue despedido de El Día de Ciudad Real. Acudió a un abogado y demandó al diario por despido improcedente. Y ahí empezó su lucha contra el imperio de Domingo Díaz de Mera, que continúa aún hoy ante la más absoluta indiferencia mediática.
En su momento, varios medios se hicieron eco de la noticia. Público titulaba: Despiden a un periodista por unos comentarios en su blog personal. El Mundo, por su parte, tiraba de metáfora: Despedido un periodista por 'morder la mano que le da de comer'. En este artículo, Carlos negaba la posibilidad de retirar el artículo de su blog sin orden judicial, y declaraba: "Trabajos quizá pueda tener muchos, pero conciencia ciudadana sólo una".
Pero, como pasa siempre con la actualidad-sin-muertos, la noticia dejó de interesar a los cinco minutos. Y Carlos se quedó solo.
Los medios no llegaron a reflejar, por tanto, que la gerente de El Día de Ciudad Real presentó una demanda contra Carlos por injurias y calumnias. Tampoco reflejaron la demanda interpuesta por Juan Antonio León Triviño, presidente del Aeropuerto de Ciudad Real, ni la de Domingo Díaz de Mera, propietario de El Día de Ciudad Real. Las tres demandas fueron interpuestas el mismo día por los mismos abogados.
El 25 de marzo de 2009, el juez Luis Martín de Nicolás Muñoz desestimó la demanda de Carlos por despido improcedente, y esta semana se ha desestimado el recurso. Por delante quedan los juicios por injurias y calumnias.
Mucho nos quejamos del actual periodismo, que se conforma con transcribir notas de prensa, que raramente cuestiona ni carga contra el poder (el auténtico poder, el económico). Aquí tenemos un ejemplo de alguien que se atrevió a hacerlo, que transcribió lo que el sentido común y el sentido ético le dictaba. Su recompensa: un despido y un proceso judicial interminable. Los medios nacionales han olvidado su caso, quizá por miedo a que, si se exceden en su publicidad, cunda el ejemplo y otros jóvenes periodistas carguen sus palabras de verdad, de crítica a los dueños de los medios y al poder establecido.
Carlos Otto-Reuss es un ejemplo de periodismo de verdad. Y de lo que te pasa si lo ejerces.
(Aquí tienes la historia completa, contada por el propio Carlos.)
Escrito por Jose A. Pérez en Mi mesa cojea.
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