En muchas ocasiones la realidad supera a la ficción. Este es uno de esos casos: resulta que Amazon vende su lector de libros electrónicos "Kindle". Y si uno se conecta a Amazon puede comprar y descargar libros para el kindle. Hasta ahí todo correcto. Es como ir a una librería y comprarte un libro, en plan web 2.0. El problema es que Amazon puede entrar en el kindle y borrar lo que les de la gana. Dicho de otro modo, uno hace compras en Amazon de libros electrónicos, se los descarga y luego Amazon puede acceder al kindle del usuario y borrar lo que le convenga previa devolución, todo sea dicho, de los importes pagados ( aunque bien pensado, si uno dispone de una colección de digamos 300 libros en el kindle, y Amazon borra uno o dos... ¿El usuario lo notaría?).
Esto se ha podido comprobar recientemente cuando Amazon detectó que un tercero que no disponía de los derechos de autor correspondientes añadió dos libros a la librería de Amazon. A causa de esto en Amazon se han visto "obligados" a acceder a los kindle de varios usuarios y borrar dichos libros. Resumiendo: uno va, se compra el lector de ebooks que vende Amazon llamado Kindle y la teoría nos dice que ese lector pasa a ser una propiedad privada. Pero parece ser que para Amazon conceptos como "privacidad" o "propiedad privada" son absurdos e innecesarios. Tampoco parece que le den mucha importancia a otro concepto como es el de la "intimidad", pues la posibilidad de acceder al kindle, escanear los libros que ha comprado el usuario y borrar lo que les convenga, no dota al lector de intimidad, sino todo lo contrario.
Y volviendo al título de la entrada, la realidad supera a la ficción. Y digo esto porque, lo más irónico de este caso es que los dos libros de la discordia eran de George Orwell, más concretamente 1984 y Rebelión en la Granja.
Esto se ha podido comprobar recientemente cuando Amazon detectó que un tercero que no disponía de los derechos de autor correspondientes añadió dos libros a la librería de Amazon. A causa de esto en Amazon se han visto "obligados" a acceder a los kindle de varios usuarios y borrar dichos libros. Resumiendo: uno va, se compra el lector de ebooks que vende Amazon llamado Kindle y la teoría nos dice que ese lector pasa a ser una propiedad privada. Pero parece ser que para Amazon conceptos como "privacidad" o "propiedad privada" son absurdos e innecesarios. Tampoco parece que le den mucha importancia a otro concepto como es el de la "intimidad", pues la posibilidad de acceder al kindle, escanear los libros que ha comprado el usuario y borrar lo que les convenga, no dota al lector de intimidad, sino todo lo contrario.
Y volviendo al título de la entrada, la realidad supera a la ficción. Y digo esto porque, lo más irónico de este caso es que los dos libros de la discordia eran de George Orwell, más concretamente 1984 y Rebelión en la Granja.
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