Una de las grandes cuestiones científicas por resolver es cómo puede ser que, tras miles de años de evolución, siga habiendo tantísimos gilipollas por el mundo. Algunos estudiosos lo achacan al azar. Otros, sin embargo, utilizan la existencia de imbéciles para invalidar la teoría evolutiva de Darwin y poner en valor la teoría creacionista. La existencia de idiotas, por tanto, explicaría la existencia de Dios.
Vía Mi mesa cojea.
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