martes, 16 de diciembre de 2008

Creacionismo y DI (Parte II)

El gran problema de la biología evolutiva es que todo el mundo CREE que la entiende, aunque no haya calculado un triste p-valor en su vida.

Este es un comentario anónimo que he leído en un artículo del creacionista de la COPE José Ramón Ayllón, al cual le ha dado un ataque de darwinitis... Y es que hay verdades como puños, y esta es una de esas: mucha gente se piensa que por decir "supervivencia del más fuerte" ya saben lo que dijo Darwin y qué es la evolución, sin embargo no pueden estar más equivocados. Sirva como ejemplo el artículo del señor Ayllón del cual extraigo algunas frases dignas de rebatir, y que nos van a servir para ver algunos de los argumentos que los creacionistas suelen defender:

Darwin vió que en todos los seres vivos se da una lucha por la vida, y supuso que la supervivencia del más fuerte daba lugar a una selección natural que conservaba y transmitía las variaciones favorables, produciendo especies cada vez mejor adaptadas al medio ambiente.

La primera en la frente. Los seres vivos no luchan por la vida, sino para sobrevivir. El matiz es importante, porque no es lo mismo luchar por la vida, un concepto humano, que luchar por sobrevivir o instinto de supervivencia, un concepto biológico relacionado con la biología del comportamiento. Y lo que es peor, hablara o no Darwin sobre la supervivencia del más fuerte, el hecho es que, más de cien años después, ese concepto debería estar muy superado y debería haber sido sustituido por el de supervivencia del mejor adaptado. Ser el más fuerte no te garantiza ser el mejor adaptado, de ahí que la supervivencia del más fuerte sea una simple falacia que esgrimen los creacionistas una vez tras otra. Señores creacionistas: que la ciencia avanza que es una barbaridad, y ese concepto, en ciencia, es simple y llanamente prehistórico y ha sido superado hace muchos años.

El primer problema de esta hipótesis es que jamás hemos observado un salto de especie, y la ciencia necesita que las demostraciones confirmen las suposiciones. Además, la selección natural no introduce novedades, pues opera sobre lo que previamente ha sufrido una mutación.


¿Salto de especie? ¿Es que pretende usted ver el cambio de pulga a elefante? Esta es una nueva falacia en la que, empleando afirmaciones ambiguas se trata de menoscabar una teoría científica. Por fortuna la persona que tiene un conocimiento mínimo no se deja engañar: no existen saltos de una especie a otra, sino cambios graduales, a veces muy pequeños, a veces muy grandes. Pero necesariamente el paso de una especie a otra requiere que ambas estén emparentadas. Es decir, nosotros podemos afirmar sin temor a incurrir en falsedad, que el hombre proviene de un primate antiguo. Las pruebas así lo demuestran. ¿Se ha visto el paso (que no salto) de ese primate a nosotros? Desde luego que sí, tal y como se puede leer en este post. Y ¿desde cuando es una problema que la selección natural no introduce novedades? De hecho, y según la Síntesis Moderna, la selección natural es el mecanismo que permite que sobrevivan unos individuos (los mejor adaptados) en lugar de otros. Claro que la selección natural no introduce novedades: esas ya están presentes en la población en forma de mutaciones y la selección natural se dedica, como su nombre indica, a seleccionar aquellas mejor adaptadas a un medio ambiente determinado. Digo yo que con leer un poco el término "selección natural" a uno se le ocurre que es la naturaleza la que selecciona (blanco y en botella...) y no se le ocurre nada sobre "introducción de novedades"...

Aunque Mendel había descubierto las leyes de la transmisión hereditaria en 1865, el mundo no conoció esa revolución científica hasta 1900. Por ese retraso, Darwin murió sin sospechar que los caracteres adquiridos no se incorporan al patrimonio genético y, por tanto, no se transmiten por herencia. Aquí radica el tercer punto débil del darwinismo.

Y exactamente, ¿dónde está el punto débil? Darwin no defendía que los caracteres adquiridos no se incorporaban al patrimonio genético... Eso lo defendía Lamarck, su rival en la explicación de la evolución de los seres vivos. En todo caso, que la ciencia demostrara que los caracteres adquiridos no se heredaban le quitaba la razón a Lamarck y se la daba a Darwin: ¿Cómo va a ser eso un punto débil en la teoría darwinista? Este es uno de los rasgos principales del modus operandi de todo creacionista que se precie: tergiversar la información, confundir al lector, atribuir afirmaciones a un científico que ha dicho otro científico, usar teorías de una ciencia en otra ciencia, sacar citas de contexto...

Un pequeño comentario: no me he saltado el segundo problema de la teoría de la evolución, según este autor, es simplemente que el señor Ayllón pasa del primero al tercero sin mencionar un segundo: ¿Será un despiste? ¿Será que no sabe contar? ¿O será simplemente el modo de hacer ver más problemas de los que realmente hay?

En el ejemplo evolucionista más clásico se afirma que la jirafa tiene el cuello tan largo porque prosperaron solamente las que pudieron alcanzar el alimento de las ramas altas. El inconveniente de esta explicación es que no han aparecido restos fósiles de jirafas en vías de desarrollo, puesto que son iguales desde su aparición, hace dos millones de años. Además, las crías de jirafa se hacen grandes alimentándose de las hojas bajas, y las hembras, que miden un metro menos que los machos, tampoco tienen problemas de comida y de supervivencia.

La ausencia de restos fósiles de una especie determinada no es prueba suficiente para rebatir una teoría que aporta como pruebas miles de fósiles intermedios entre otras especies y más ahora que sabemos que la evolución, desde el punto de vista genético, no tiene que ser necesariamente un proceso lento, sino que puede durar unos pocos meses. Eso no quiere decir que la teoría de la evolución no se cumpla en las jirafas, lo que quiere decir es que o bien esos fósiles aún no han aparecido (recordemos que lo que más se encuentra es lo que está en la superficie más accesible y no se destinan fondos a excavar diez kilómetros de profundidad a ver si se encuentran más fósiles), o bien no existen porque el proceso de fosilización es tan complejo y largo que sólo el 5% de los seres vivos acaban fosilizados, y este es un punto muy importante: si nos quedan restos fósiles de microorganismos de hace miles de millones de años y de dinosaurios de hace 200 millones de años, es porque ambos tienen algo en común: sus poblaciones estaban compuestos por muchísimos individuos, tantos como para que ese 5% aparezca en el registro fósil. Con respecto a la segunda parte del párrafo, el hecho de que exista dimorfismo sexual en las jirafas con una variación de un metro, o que las crías no tengan problemas en alimentarse, no es más que una falacia más que añadir a la cuenta. Si las jirafas tienen cuellos de esa altura se debe a que en algún momento determinado se han visto sometidas a una presión selectiva. Pero esa presión no tiene por qué seguir existiendo en la actualidad. Lo podemos ver con un ejemplo muy sencillo: si tenemos 6 crías de jirafas, de las cuales 2 tienen el cuello más largo que las otras cuatro, esas dos jirafas tienen menos competencia para alimentarse, por lo que crecerán antes y mejor y tendrán más tiempo para reproducirse. Mientras tanto las otras cuatro jirafas tendrán que competir y pelearse por la comida y por tanto tendrán menos tiempo para reproducirse. La explicación es sencilla y no hace falta recurrir a entes invisibles, sino a una simple cuestión de lógica pura y dura.

La selección natural se unía ahora al que se suponía principal mecanismo del cambio: las mutaciones genéticas. Sabemos que casi todas son perjudiciales, incluso mortales, pero la selección natural hará que solo se conserven y transmitan las favorables. Como serán pocas y muy pequeñas, harán falta enormes períodos de tiempo para que se produzcan cambios apreciables. De este modo, la evolución se convierte en una lenta y larga cadena de pequeñísimos cambios graduales.

La mayoría de las mutaciones genéticas son perjudiciales, pero no casi todas. Algunas son mortales, pero no casi todas. Nueva tergiversación típica de los creacionistas. En sí, el proceso de microevolución, esto es, de mínimos cambios genéticos como base de la evolución de los seres vivos, está ampliamente demostrado. Pero no es el único proceso existente: también existe la macroevolución, esto es, grandes cambios genéticos en un periodo corto de tiempo. Esto también ha sido demostrado, y sirvan como ejemplo este artículo o este otro. Así que, para que una especie evolucione, puede necesitar mucho, o poco tiempo... aunque también puede ser que si no se encuentra sometida a una presión selectiva, no tenga necesidad alguna de evolucionar.

Lo único cierto, en razón de su evidencia, es la progresiva complejidad y perfección de las especies a lo largo del tiempo.

Esta es otra de las típicas tonterías de los creacionistas que dicen que evolución significa aumentar la complejidad. Esta afirmación, además de ambigua, es muy relativa. Para empezar ¿qué es la complejidad? ¿Se refiere a tener más dedos o más inteligencia? ¿Tal vez tener más ADN o más genes? Es un misterio que nunca aclaran, porque saben que tal afirmación es más falsa que un euro de madera. Es cierto que a medida que han pasado millones de años se ha observado un aumento general en la complejidad de los seres vivos. Pero esto no quiere decir que sea una condición necesaria para que haya evolución. Evolución significa cambio, y ese cambio puede ser a mayor complejidad, a igual complejidad, o a menor complejidad. La tendencia observada a mayor complejidad está ligada a la necesidad de los seres vivos de colonizar nuevos hábitats donde la presión selectiva sea menor. Seguramente el señor Ayllón piensa que el hombre es el animal más complejo de todos los reinos, la punta de la pirámide de la biología... nada más lejos de la realidad: un guepardo corre más que nosotros, en proporción la pulga salta más y la hormiga es mucho más fuerte, los osos aguantan mejor el frío, y las aves vuelan sin necesidad de emitir toneladas de CO2 a la atmósfera. Y tampoco es que seamos más complejos que cualquier otro mamífero: tenemos dos ojos, dos orejas, nariz, lengua, mamas, cuatro extremidades... morfológicamente somos como cualquier mono, orangután, perro, gato o conejo, entre otros. Hay plantas que tienen más genes y ADN que nosotros. Hasta las amebas tienen más ADN que nosotros. Lo único que nos diferencia del resto de seres vivos es quizá una mayor inteligencia... pero para sobrevivir no hace falta tanta inteligencia: nosotros elaboramos cada vez antibióticos más efectivos contra bacterias, y las bacterias, sin necesidad de ser más inteligentes, se hacen cada vez más resistentes.

El inventario de los fósiles confirma la clasificación de los vivientes en cinco reinos: bacterias, células eucariotas, hongos, animales y plantas.

He aquí dos patadas incomprensibles a la biología, que no hacen sino demostrar la ignorancia del creacionista en lo que a ciencia y biología se refiere (no olvidemos que entre sus pasatiempos favoritos no se incluyen ller libros científicos de biología). Para empezar, los seres vivos se dividen en 3 dominios: Arqueobacterias (Archaea), Eubacterias (Bacteria) y Eucariontes (Eukarya). Como las arqueas y las bacterias no se han dividido, taxonómicamente pueden considerarse tanto dominios como reinos por lo que serían 2 reinos que unir a los de los eucariontes. Los eucariontes (o células eucariotas), sin embargo, si se han dividido en 4 reinos: Protista (protistas), Fungi (hongos), Plantae (plantas) y Animalia (animales). Hacen por tanto un total de 6 reinos y no 5. Lo segundo, y más grave, es que no hace falta el registro fósil para confirmar una clasificación taxonómica que se ha hecho principalmente con especies vivas. El registro fósil sirve para ver especies antiguas que agregar a la clasificación, pero la confirmación de la viabilidad de la clasificación no parte del registro fósil sino del análisis de las especies vivas (a los creacionistas quizá no le suene, pero el resto de los mortales alguna vez hemos oído la expresión "anatomía comparada").

Actualmente podemos identificar 3 millones de especies vivas, y suponemos que 7 millones escapan a nuestro conocimiento. Esos 10 millones de especies se agrupan en 89 filum o grandes familias: 16 filum de bacterias, 27 filum de eucariotas, 5 de hongos, 32 de animales y 9 de plantas.
Más patadas de un ignorante en biología: Hay descritas unas 1,8 millones de especies y no 3, (algo más de la mitad de lo que dice este señor) y se estima que hay 5 millones por describir, y no 7 (una sencilla búsqueda por Google o incluso en la wikipedia habría servido para confirmar tal dato). Estos 7 millones de organismos se clasifican en 66 filos, y no 89; a saber, 8 de plantas, 39 de animales, 7 de protistas, 5 de hongos y 7 de bacterias (aunque algunos autores prefieren subdividir las bacterias hasta los 25 lo que daría un total de 84 filos, pero no 89). Este baile de cifras es muy típico en los creacionistas que no se toman la molestia ni siquiera de mirar una fuente confiable, incluso la wikipedia, que no es demasiado confiable en lo que a ciencia se refiere, arrojaría estos datos. Como punto curioso, el señor Ayllón habla de 27 filos de eucariotas, cuando en realidad habría 59 filos (¡¡más del doble de lo que afirma!!) si consideramos a todas las especies eucariotas y no a las que le viene en gana a este señor.
Esa ausencia de fósiles en las grandes jornadas de la evolución, hipoteca toda la teoría.
La ausencia de fósiles, como hemos dicho, no es prueba de nada. Afirmaciones como ésta, que tergiversan los hechos y la realidad, no tienen ni pies ni cabeza. El que falten fósiles no es suficiente para tirar una teoría que tiene muchos más fósiles que la corroboran además de múltiples pruebas de campo y de laboratorio. Dicho de otro modo: supongamos que un hombre mata a otro disparándole 6 balas. Existen varios testigos, existen videos de las cámaras de seguridad, se ha detenido al hombre y sus huellas coinciden con las del arma. El forense encuentra 4 balas que coinciden con el arma del asesino. Quedan dos perdidas. ¿Esas dos balas que faltan son motivo suficiente para exculpar al asesino? Lógicamente no. Pues con los fósiles ocurre lo mismo: que falten algunos no sirven para tirar una teoría abajo que cuenta con muchísimas más pruebas distintas que la corroboran.

Lo más grave del caso es que, entre los 3 millones de especies vivas conocidas, no poseemos ninguna demostración real de la transformación de una especie en otra. Los especialistas en genética llevan años cultivando en laboratorio millones de drosófilas, las vulgares moscas del vinagre. Sus experiencias han permitido obtener formas nuevas, que difieren por el color de sus ojos, la forma de sus alas y el dibujo de sus colores. Pero, al cabo de estas laboriosas experiencias, a partir de las drosófilas no han obtenido nunca más que... drosófilas.

La velocidad a la que este señor expele falsedades por sus dedos es sorprendente. Es completamente falso que no se haya visto la transformación de una especie en otra. De hecho, la razón de que los antibióticos sean cada vez menos efectivos es por la transformación de unas especies de bacterias en otras más resistentes a los antibióticos. ¿Se olvida el señor Ayllón de la campaña del gobierno para concienciar a la gente para que no use antibióticos sin prescripción médica? Y con respecto a los genetistas y las drosófilas... ¿Qué le hace suponer al señor Ayllón que el objetivo de los genetistas era obtener otras especies? ¿No se le ha ocurrido que para estudiar ciertos fenómenos genéticos, como las leyes de Mendel, o inserción de transposones, conviene que las poblaciones de moscas permanezcan estables a lo largo de las generaciones? Estas afirmaciones del señor Ayllón son, además de falsas, completa y absurdamente estúpidas. Después siguen tres párrafos en los que sigue dale que dale al mismo argumentos manido y absurdo de la ausencia de formas intermedias en el registro fósil. La respuesta es sencilla y se resume en tres puntos básicos que repito de nuevo:

1.- Sólo quedan fosilizadas el 5% de las especies existentes por lo que no es probable encontrar no sólo formas intermedias, sino incluso cualquier otra forma.

2.- Se ha demostrado que la evolución puede ser mucho más rápida de lo que había previsto Darwin, por lo que disminuye aún más el porcentaje de formas intermedias que pudieran aparecer en el registro fósil. Mientras que antes se pensaba que harían falta miles de años para ver evolución, ahora se sabe que pueden necesitarse sólo unos pocos meses.

3.- El registro fósil no es la única prueba en la que se basa la teoría de la evolución, de hecho, el registro fósil no es más que una pequeña parte de la ingente cantidad de pruebas existentes que corroboran la Síntesis Moderna.

Continua el señor Ayllón hablando de ojos, otro de los temas favoritos de los creacionistas. Muchos creacionistas preguntan ¿Para que sirve medio ojo? La respuesta es tan sencilla como decir que un 50% de ojo es desde luego más útil que un 49% de ojo. Hace décadas que se han superado los argumentos (es un decir) de la complejidad de los ojos y demás, pero los creacionistas insisten (a fin de cuentas, no tienen otros argumentos porque la cabeza no les da para más y no se van a poner a leer libros de biología, por favor, menuda ocurrencia...). El proceso evolutivo es sencillo: mutaciones genéticas que benefician en algo a la especie y la hacen mejor adaptada a un medio ambiente determinado, la mejor adaptación hace tener más descendencia y cuantos más descendientes mayor probabilidad de ser seleccionado para pasar a la siguiente generación. Y dice el señor Ayllón:

Dado que la finalidad no es un hecho empírico, con frecuencia se la sustituye por el azar a la hora de explicar la organización de la vida. Sin apreciar que el azar tampoco es, en absoluto, una realidad empírica. Precisamente por eso, el azar es otro gran punto débil del evolucionismo. Al ser indemostrable, no puede ser objeto de ciencia. Además, va contra la evidencia del orden y regularidad que se observan en la naturaleza.
Nueva falsedad. El azar si es una realidad empírica. Se ha demostrado científicamente que las mutaciones suceden al azar. Negar esto es como negar que el sol brilla, pero los creacionistas insisten en mentir de forma pertinaz sin darse cuenta de lo ridículas que son sus afirmaciones. Ahora el señor Ayllón nos hablará de otra falacia más: la de que todo requiere de la mano de un creador:

La noción de creación aparece en la Biblia por primera vez, pero es también de índole filosófica y, por lo tanto, racionalmente demostrable. Todo en el cosmos puede quizá explicarse por leyes científicas, excepto esas mismas leyes y la realidad misma del cosmos: saber cómo funciona no es lo mismo que saber por qué existe. Preguntar por la causa de la existencia es preguntar por una causa que no se identifica con ninguna realidad finita, porque todo lo finito ha recibido el ser.

Por sorprendente que parezca, el mundo no tiene en sí mismo la explicación última de su existencia. Cada uno de los fenómenos cósmicos puede quizá explicarse por una ley científica que lo remite a fenómenos anteriores, pero así no se explica el porqué de su realidad misma, la causa última que da cuenta de su ser. Éste es un claro ejemplo de la distinción entre explicación científica y explicación filosófica.

La noción filosófica de creación afirma que la realidad ha sido producida ex nihilo, de la nada, sin partir de ninguna materia previa. Crear no es transformar algo preexistente sino producir radicalmente, lograr una absoluta innovación, un rendimiento puro. La evolución, en cambio, es una hipótesis científica que intenta explicar los mecanismos de cambio de los organismos biológicos. Por tanto, se ocupa del cambio de ciertos seres, no de la causa del ser de esos seres. De esta forma se ve claro que la creación y la evolución no pueden entrar en conflicto, porque se mueven en dos planos diferentes.


Y todo esto para decir, simplemente, que todo lo que existe en el universo debe tener una causa primigenia, un creador. Y claro, para el señor Ayllón, la causa es simple y llanamente una: Dios. De nuevo una falacia que se rebate de una manera sencilla: si toda la realidad del universo debe ser producto de la mano de un dios, y ese dios, según los creacionistas, es real y existe, entonces, por ser una realidad de este universo, debe ser producto de la mano de otro dios. Y ese otro dios, que a su vez será real y existirá, será por tanto producto de la mano de otro dios, y ese otro dios... y así ad infinitum. El argumento (es un decir) de que todo debe tener una razón primigenia para su existencia y esa razón debe ser necesariamente un dios, no es sino una tergiversación de las relaciones causa-efecto existentes en el universo. Los creacionistas echan mano de un dios, mientras que los científicos echan mano de una teoría científica que tiene como base lo que se llama "singularidad espaciotemporal", que ha recibido el nombre de Big Bang. La diferencia entre los creacionistas y los científicos es que éstos últimos ya tienen pruebas que corroboran la teoría del Big Bang, mientras que los creacionistas... no tienen prueba alguna de la existencia de un dios creador. Por cierto, y yendo un poco más lejos de lo que los creacionistas se atreverían nunca, la teoría del Big Bang explica el origen de nuestro universo, y repito, del nuestro, del actual, del que vemos ahora. Sin embargo, es posible que haya habido miles de Big Bangs antes, y que habrá miles de Big Bangs después.

Durante 2.000 años, el prestigio de Aristóteles y Tolomeo hizo que nadie dudara del modelo cosmológico geocéntrico, a pesar de las evidencias en contra. Durante los últimos 150 años, el prestigio de Darwin ha conseguido que su modelo de evolución se admita sin discusión en medios científicos y en la opinión pública, a pesar de la falta de pruebas y las evidencias contrarias.


Esta es otra de las maniobras típicas de los creacionistas: comparar la teoría de la evolución con una religión y negar la existencia de pruebas que la corroboren. Se rebate con facilidad: en una religión no existen pruebas científicas de tipo alguno, se cree en una serie de dogmas que no se han demostrado ni se debe dudar de ellos bajo pena de infierno eterno. Sin embargo, las teorías científicas se basan en pruebas. Es completa y absolutamente falso que la Síntesis Moderna no cuente con pruebas que la corroboren: existen miles de pruebas de campo y laboratorio que demuestran la validez de la teoría de la evolución en su versión moderna apoyada en la genética. Los creacionistas insisten una y otra vez en el prehistórico darwinismo de hace más de cien años. Pero la ciencia avanza y va acumulando pruebas y modificando sus teorías. La teoría de Darwin mantiene con vida su premisa inicial: supervivencia de los mejor adaptados por selección natural. El resto ha ido cambiando, pero los creacionistas permanecen estancados en Darwin como si esa fuera la forma correcta de la evolución. Tampoco es de extrañar que se estanquen en el "Origen de las especies", a fin de cuentas, defienden la interpretación literal de un libro escrito por no se sabe quién, ni cómo ni dónde, hace más de dos mil años, y eso es estar estancado en un cuento que toman como cierto sin comprobarlo desde hace dos mil años. Es triste, y es patético, pero así son los fundamentalistas religiosos, capaces de negar la existencia de todo aquello que rebata de alguna forma su queridísimo cuento para niños que es el Génesis, a pesar de que la misma Iglesia Católica afirme que tal relato no debe interpretarse de forma literal.




Si te ha gustado este artículo, no te pierdas las otras partes:

- Creacionismo y DI (Parte I).

- Creacionismo y DI (Parte III).

- Creacionismo y DI (Parte IV).

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